Una nueva experiencia

Publicado: 21 de mayo de 2011


Un año mas de nuevo en Mozambique y aunque ya llevamos veinte días el tiempo ha pasado muy rápido y no siempre hemos tenido oportunidad de conectarnos a internet.

Avelino y yo llegamos con un programa diferente al de otros años, en vez de estar haciendo un trabajo fijo en un lugar , hemos querido visitar todos los centros a los que estamos apoyando desde Gam Tepeyac, con dos objetivos ver la posibilidad de formular nuevos proyectos según las necesidades de cada lugar y las condiciones para que nuestros voluntarios puedan acudir a esos centros.

No estamos mucho tiempo en cada lugar porque son varios a visitar, pero en cada uno hemos aportado nuestras posibilidades de trabajo.

En Maputo tengo muchos amigos y me he encontrado con algunos de ellos, fue emocionante ver de nuevo a Fernando, Carmenia y su niña Zaida,que trabajaron conmigo el año pasado, así como saber que en junio aumentará la familia y como ellos dicen tendré una nueva nieta en Mozambique.

Las niñas del Lar de las Hnas Pilarinas como siempre nos acogieron con sus cánticos y danzas, así como con sus “despertares” a las 5,30 de la madrugada para poder llegar a tiempo a la escuela.

Fuimos al orfanato de San Roque, las Hnas encantadoras como siempre nos esperaban para pasar en el ferry la bahía de Maputo y llegar al distrito de Matutuine.

Los 50 niños del orfanato nos recibieron ,a Avelino sobre todo , que es al que mas conocen, con muchos, besos y gran alegría.

Allí hice un reconocimiento de la vista a los niños , era algo que llevaba previsto hacer, pero habían pasado por allí la ONG Ojos del Mundo y les habían pedido a las Hnas hacer un despistaje antes de tratar al que lo necesitase así que como siempre están a falta de tiempo hicimos ese trabajo.

Avelino arregló una acera que se estaba hundiendo, se puso a cavar con todo el sol y casi se deshidrata. Pero lo mas importante fue la presentación de la ayuda obtenida con el proyecto “merendar fruta” que ha estado promoviendo durante todo el año entre sus amigos con tanto éxito que no solo merendaran fruta sino que podrán tener carne en la comida algún día a la semana.

Además de compartir nuestras charlas con las Hnas, corté el pelo a la Hna Glaucea que no había podido hacerlo en la capital ( es una de mis especialidades la peluquería misionera). Nos fuimos con pena porque allí se estaba realmente bien, con unas noches serenas, llenas de estrellas, solo acompañados por los grillos.

En otro momento continuaré el relato de nuestra estancia en la Zambezia

Marisa Manrique